Historia de la Leprosería de Abades en Arico

El sanatorio de Abona, en Abades (Arico) al sur de la isla de Tenerife consta de más de 40 edificaciones y fue diseñado en 1943 por José Enrique Regalado Moreno como un sanatorio para leprosos. Pero debido a los avances científicos en la cura de la enfermedad el proyecto fue abandonado antes de ser finalizado, por lo que nunca fue utilizado con ese fin. 

Para acceder a este interesante lugar debe hacerlo caminando ya que los accesos por carretera están cerrados. Aunque se trata de una propiedad privada, mucha gente se aventura a entrar en el tenebroso camino de tierra entre los edificios, algunos en ruinas y otros a medio construir.

Algunos lugareños comentan que en ocasiones, se escuchan ruidos extraños en el interior de la iglesia y sus alrededores, lo que hace que el lugar cobre más misterio e interés para los aventureros. El lugar impresiona por su extensión y por el gran número de barracones, incluyendo una gran iglesia de hormigón con un estilo que nos remonta a tiempos pasados.

Historia del Sanatorio de Abades

Terminada la guerra civil española, uno de los problemas sanitarios más graves de la sociedad tinerfeña de la época era la lepra, una enfermedad que sólo en Tenerife contabilizaba un total de 197 enfermos. En aquella época se creía que la solución para este problema era el aislamiento de los afectados en lugares que tuvieran condiciones climáticas favorables y que estuvieran alejados de los principales núcleos de población para evitar el contagio.

En 1943 fue proyectada una población para los enfermos de lepra en el territorio de Punta de Abona, con edificios administrativos frente al mar, un hospital, un crematorio, edificios de hospedaje y una iglesia de hormigón monumental, era la época de la posguerra y el gobierno consideró de primera necesidad la construcción de la leprosería en la zona de Abades.

Esta construcción fue diseñada por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado (Granadilla de Abona en 1897 – 1956) y autor de varias obras arquitectónicas de la isla como el edificio del Cabildo, el Mercado de Nuestra Señora de África, la Casa Cuna, el Cine Víctor y la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria.

El proyecto fue abandonado cuando la llegada de nuevos medicamentos permitió el tratamiento eficaz de esta enfermedad y convertido posteriormente en terrenos para prácticas militares. Esta zona fue desmilitarizada y posteriormente vendida a un propietario italiano en el año 2002 para crear un complejo turístico.

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